Trancoso fue fundada al comienzo de la colonización portuguesa en 1586 por los jesuitas como un pueblo indígena para la catequización de los indios. Hace unos años pasó de ser el pueblo rústico y aislado descubierto por los hippes en los años 70 a convertirse en un destino turístico funky.

El Quadrado, la amplia plaza en el centro del pueblo, enmarcada por casas de colores y la pequeña iglesia al fondo, es el corazón de Trancoso. Los árboles centenarios, yacas, almendros y jacarandas enmarcan y dan un ambiente muy especial. En las casas sencillas y coloridas, hoy se han transformado en buenos restaurantes y sofisticadas tiendas. Detrás de la iglesia, un mirador escalofriante, un paisaje contemplativo con vistas panorámicas a las playas.

Son kilómetros de playas atravesadas por ríos y manglares, uno de los ecosistemas más ricos y productivos del planeta. Las playas de Trancoso brindan momentos de verdadero deleite, con aguas verdes y cálidas, son una invitación al baño, a un buen paseo o simplemente a tumbarse al sol a la sombra de los árboles o en la comodidad de una de las hamacas de las carpas